Voy a compartir con vosotros hoy una actividad que llevo realizando en clase de 4º ESO en mi hora de Física y Química.
Antecedentes:
Cierto día le pedí a mis alumnos que hicieran un mapa conceptual sobre la unidad de reacciones químicas que íbamos a iniciar. Tras preguntarme por qué tenían que hacer eso y qué importancia tenían los mapas conceptuales pasé a explicarles muy brevemente la manera en la que nuestro cerebro "digiere" mejor la información en forma visual pasé a explicarles 5 pasos para poder realizarlos. "Pero maestro, ¿por qué no explicas el tema y ya está?" (o algo así). Les contesté que era necesario que ellos mismos se enfrentaran al hecho de extraer la información.
Más o menos vinieron a decirme que "así cualuquiera era maestro" mandando cosas sin explicarlas. Lejos de responder como mi ego me lo pedía, aproveché para explicarles que en mi visión educativa entendía que, en estos días, donde la información fluye a mansalvas a golpe de click el papel del profesor expositivo que todo lo sabe quedó muy atrás y que yo busco (aunque más o menos lo intuyo) un nuevo papel docente. Este consistiría en hacer del encuentro entre personas la posibilidad de situaciones de aprendizaje distintas...(en ese berenjenal ando metido).
Digamos que más o menos se echaron las manos a la cabeza dado que ellos entendían que ese papel estaba claro: "Tú explicas y nosotros atendemos. Y si tú explicas bien y haces todas las actividades y después nos preguntas en los exámenes eso que has explicado y si haces exactamente todos los problemas y no te sales de ahí, pues ya está." Aaaaaaaaaaaahhhhh!!!
Esa respuesta me resultó tan repelente que les propuse lo siguiente:
"El próximo día haremos un debate sobre el estado de la enseñanza, el papel del profesor hoy día en la clase de 4º"
La idea les gustó.
El día del debate:
Pedí voluntarios par a ser moderador. Les expliqué la mecánica: trabajo en grupos de 5 ó (uy! que esta o ya no se puntúa) 6 alumnos. Nombrarían a un representante que expondría las conclusiones del grupo y luego yo iría contestando (esta técnica la usé días después en un claustro). Les expliqué qué eran los turnos cerrados de intervenciones.
Se lo tomaron en serio. Uno de los nenes iba poniendo las intervenciones y yo copiándolas en el ordenador.
Algunos querían dar una segunda vuelta.
Se acabó la hora.
Al día siguiente:
Después de corregir un examen pasé a ir contestando intervención por intervención.
Les dije también que cómo era posible que tras decir que el día del examen recogería los cuadernos para comprobar sus diarios de clase, el 50% no lo trajera. ¿dónde estaban?
No me dió tiempo a completar siquiera el primer grupo (me enrollo demasiado hablando).
Ese día les hablé de cómo en la web hay clases
Segundo día:
Tenía los exámenes corregidos.
Decidí dejarlo para el final y responder a sus planteamientos. Los exámenes los entregaría al final.
Volví a hablar demasiado.
No me dio tiempo a completar las respuestas para todos los grupos (el ordenador, tic 2.0, se había quedado colgado...)
Les pregunté cuántos habían consultado la página de las que le hablé por simple curiosidad, para comprobar si a mi se me había ido la olla, o por si llevaba razón y era interesante. Respuesta: NADIE.
¿Qué obtenemos de esto?
A mi me hace pensar y así se lo dije a ellos que hay algo que está fallando en el sistema y que no tiene nada que ver con los profes. Se trata de la iniciativa del alumno. ¿Cómo es posible que quejándose tanto de todo no pongan sus herramientas a trabajar para resolver sus inquietudes?
Una alumna me contestó " es que yo me preocupo de buscar cosas por mi cuenta que me interesan" Oooooooooooooohhh Touché... Me pareció genial su respuesta.
Les estuve diciendo que para mí no era ninguna pérdida de tiempo todo aquello y que era súmamente importante que empleáramos ese tiempo en ello. Eso no se encuentra en la red. Pero ojo, no podemos poner en el alumno nada que él no quiera. Por tanto, no se trata de hacer clases extraordinarias que lleven al mínimo esfuerzo al alumno para su entendimiento. El alumno TIENE que hacer el esfuerzo de alcanzar el objetivo. Con tantísimos medios al alcance de esta generación, en muchos sentidos privilegiada, no es posible que los mismos alumnos sigan pidiendo clases magistrales.
Querido alumno, tú tienes que decidir dar el paso para iniciar el camino. No te preocupes si te equivocas, yo estaré allí para redirigirte en la mejor dirección que conozca, pero ERES TÚ EL QUE TIENE QUE ANDAR.
Antecedentes:
Cierto día le pedí a mis alumnos que hicieran un mapa conceptual sobre la unidad de reacciones químicas que íbamos a iniciar. Tras preguntarme por qué tenían que hacer eso y qué importancia tenían los mapas conceptuales pasé a explicarles muy brevemente la manera en la que nuestro cerebro "digiere" mejor la información en forma visual pasé a explicarles 5 pasos para poder realizarlos. "Pero maestro, ¿por qué no explicas el tema y ya está?" (o algo así). Les contesté que era necesario que ellos mismos se enfrentaran al hecho de extraer la información.
Más o menos vinieron a decirme que "así cualuquiera era maestro" mandando cosas sin explicarlas. Lejos de responder como mi ego me lo pedía, aproveché para explicarles que en mi visión educativa entendía que, en estos días, donde la información fluye a mansalvas a golpe de click el papel del profesor expositivo que todo lo sabe quedó muy atrás y que yo busco (aunque más o menos lo intuyo) un nuevo papel docente. Este consistiría en hacer del encuentro entre personas la posibilidad de situaciones de aprendizaje distintas...(en ese berenjenal ando metido).
Digamos que más o menos se echaron las manos a la cabeza dado que ellos entendían que ese papel estaba claro: "Tú explicas y nosotros atendemos. Y si tú explicas bien y haces todas las actividades y después nos preguntas en los exámenes eso que has explicado y si haces exactamente todos los problemas y no te sales de ahí, pues ya está." Aaaaaaaaaaaahhhhh!!!
Esa respuesta me resultó tan repelente que les propuse lo siguiente:
"El próximo día haremos un debate sobre el estado de la enseñanza, el papel del profesor hoy día en la clase de 4º"
La idea les gustó.
El día del debate:
Pedí voluntarios par a ser moderador. Les expliqué la mecánica: trabajo en grupos de 5 ó (uy! que esta o ya no se puntúa) 6 alumnos. Nombrarían a un representante que expondría las conclusiones del grupo y luego yo iría contestando (esta técnica la usé días después en un claustro). Les expliqué qué eran los turnos cerrados de intervenciones.
Se lo tomaron en serio. Uno de los nenes iba poniendo las intervenciones y yo copiándolas en el ordenador.
Algunos querían dar una segunda vuelta.
Se acabó la hora.
Al día siguiente:
Después de corregir un examen pasé a ir contestando intervención por intervención.
Les dije también que cómo era posible que tras decir que el día del examen recogería los cuadernos para comprobar sus diarios de clase, el 50% no lo trajera. ¿dónde estaban?
No me dió tiempo a completar siquiera el primer grupo (me enrollo demasiado hablando).
Ese día les hablé de cómo en la web hay clases
Segundo día:
Tenía los exámenes corregidos.
Decidí dejarlo para el final y responder a sus planteamientos. Los exámenes los entregaría al final.
Volví a hablar demasiado.
No me dio tiempo a completar las respuestas para todos los grupos (el ordenador, tic 2.0, se había quedado colgado...)
Les pregunté cuántos habían consultado la página de las que le hablé por simple curiosidad, para comprobar si a mi se me había ido la olla, o por si llevaba razón y era interesante. Respuesta: NADIE.
¿Qué obtenemos de esto?
A mi me hace pensar y así se lo dije a ellos que hay algo que está fallando en el sistema y que no tiene nada que ver con los profes. Se trata de la iniciativa del alumno. ¿Cómo es posible que quejándose tanto de todo no pongan sus herramientas a trabajar para resolver sus inquietudes?
Una alumna me contestó " es que yo me preocupo de buscar cosas por mi cuenta que me interesan" Oooooooooooooohhh Touché... Me pareció genial su respuesta.
Les estuve diciendo que para mí no era ninguna pérdida de tiempo todo aquello y que era súmamente importante que empleáramos ese tiempo en ello. Eso no se encuentra en la red. Pero ojo, no podemos poner en el alumno nada que él no quiera. Por tanto, no se trata de hacer clases extraordinarias que lleven al mínimo esfuerzo al alumno para su entendimiento. El alumno TIENE que hacer el esfuerzo de alcanzar el objetivo. Con tantísimos medios al alcance de esta generación, en muchos sentidos privilegiada, no es posible que los mismos alumnos sigan pidiendo clases magistrales.
Querido alumno, tú tienes que decidir dar el paso para iniciar el camino. No te preocupes si te equivocas, yo estaré allí para redirigirte en la mejor dirección que conozca, pero ERES TÚ EL QUE TIENE QUE ANDAR.
(¿Ves? me enrollo demasiado)
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